La Liga del Adriático sustituye la fragmentación de la competencia fortísima que antes tenían los equipos de la vieja Yugoeslavia. Esta vez la final en el último juego estaba entre dos históricos: Cibona del Zagreb croata y Partizan de Belgrado, el emblema serbio. Parecía que un triple infernal a falta de .5 décimas de segundo daba el triunfo a Cibona. Tanto pareció que hasta a sus entrenadores les dio por entrar a festejar. Sin embargo, como en los minutos finales se para el reloj luego de cada gol, al saque de Partizan le dio para que recibiera solito en mitad de cancha un goleador de esos tocados por la varita. Ducsan Kecman fue el iluminado que metió desde ahí a tabla ante el estupor de todo el estadio. No se pierdan el video para corroborar una vez más que este deporte es un alto riesgo para poblaciones con antecedentes cardíacos.
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