Pero es tan fácil de recordar incidente tras incidente dentro del básquetbol uruguayo, y más precisamente en el torneo Metropolitano donde parece estar en juego una especie de falso "honor" de barrio o de colores barriales... Quien diga que se sorprende va a estar fingiendo. Y lo que es peor, quien quiera restarle trascendencia o soslayarlo diciendo que esto ha sucedido fuera de las canchas, que bla...bla...bla, estará dando otro golpe, quizá definitivo, a nuestro básquetbol uruguayo que pretende salvarse y vuelta a vuelta se ve arrastrado al abismo en el que parece estar cayendo todo nuestro deporte.
No conocemos los detalles y hasta puede ser, según nos cuentan a la distancia, que un hecho esté conectado con el otro y que no se relacione con el partido en sí. Pero es innegable que se veía venir la cosa. Lamentamos la muerte del parcial, sea quien sea y de donde sea, así como también lamentamos lo del herido, pero algún día habrá que tomar el toro por donde haya que tomarlo y sentarse a discutir de estas cosas con quienes hay que discutir. Porque la solución no es radiar a nadie ni convertir este deporte en un coto exclusivo con guardias de seguridad, sistemas de alarma, filmadoras y demás. No va a funcionar así la cosa. Y no puedo creer, me niego a creer que no se pueda arreglar de frente, con firmeza y sin careta.
Ahora la importancia mayor está en el dolor de los allegados y familiares de las víctimas, los entornos que hayan sido afectados. Porque bajo las máscaras de dureza y valentía que muestran los grupos en estos casos ligados con el básquetbol se ve claramente que hay grandes inseguridades, grandes frustraciones y mentalidades pobres, miedosas, castigadas por la vida. En estos casos no hay ganadores y perdedores, todos sufren. Pero ¿cómo se devuelve una vida? ¿Y la confianza para ir a los partidos? ¿Cómo hacemos para convencer a padres que acerquen sus hijos a un club? No es casualidad que tres Instituciones acaparen la casi totalidad de un plantel de 12 jugadores que integran la Selección sub 17 de Uruguay, hoy presente aquí en Salto para una serie de amistosos de preparación. Es que la concentración en clubes caros y de la costa resulta inevitable si no se puede jugar en clubes que no están en una franja considerada "segura". Y la concentración favorece a la baja de nivel. No me canso de comparar con el básquetbol peruano, boliviano o ecuatoriano, países en donde se juega en colegios de alto nivel y matrículas caras. El nivel de juego y la incidencia internacional de este deporte para esos países está a la vista. Una lástima pero en ese sentido caminamos una vez más.
Veremos los próximos pasos que, más allá de lo que se decida, serán pasos tambaleantes propios de un herido más que se suma a las infortunadas víctimas de anoche: en este caso nuestro básquetbol uruguayo. El pobre está inmerso en una sociedad montevideana que tiene que dar un viraje positivo porque le va en ello la posibilidad de seguir existiendo como colectivo, como agrupación humana con una manifestación cultural tan importante como es el segundo deporte en nuestro país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario