"No importa que ahora posea uno más, Red siempre será el gran entrenador en la historia de la NBA y no sólo por sus conocimientos sino por la excepcional persona que había dentro de él. Esta noche me fumaré un puro en memoria de Red".
Así declaraba un emocionado Phil Jackson al ganar el anillo nº 10 de la NBA en Orlando, el domingo por la noche. La grandeza se demuestra a veces con gestos muy pequeños. Y Phil es, además, una especie de ser contracultural en la atmósfera grandilocuente de la NBA. Ya lo era desde su época en los Knicks de New York como jugador. Incluso se dice que le costó tanto llegar a afirmarse como entrenador jefe por la mala prensa que tenían sus actitudes extra básquetbol, más que nada en la forma de pensar que, como se sabe, en USA no se reprime pero se aísla cuando no está en los carriles aceptados como "normales". Este entrenador formado en la segundona CBA (campeón también con el equipo de Albany) tuvo que estar siete años desde su retiro como jugador en 1980 hasta sus primeras dos temporadas como asistente de Doug Collins en los Bulls de 1987 y 88. Su presencia y su llegada al corazón de las estrellas incipientes de aquél equipo fueron captadas en la franquicia, de forma tal que se convirtió en el entrenador jefe a partir de 1989. Y a partir del 91 fue el conductor de la furia de títulos que Chicago, de la mano de Jordan, Pippen y otros genios de este deporte, logró acumular entre ese año y el 1998: seis campeonatos ganados.
Acompañó a Jordan y dejó el equipo ese último año, tomándose un descanso hasta que los Lakers de Shaq y Kobe parecían necesitar un "algo más" para convertirse en ganadores. Los Angeles lo recibió y Phil logró tres títulos con la pareja de jugadores. Pero, igual que las vedettes argentinas, estos dos excelentes jugadores no cabían en una sola marquesina, por lo que hubo que sacrificar a Shaq.
Desde entonces no lograban los Lakers un nuevo campeonato hasta que dieron con Pau Gasol en medio de la temporada 2007-2008. Ya por entonces los rumores de opinión acerca de Phil eran casi gritos. "Gana solo con estrellas", "está aburguesado", y todos los equivalentes "uruguayismos" para estos casos con los entrenadores.
Sin embargo, habiendo perdido una final en la pasada temporada, fue muy criticado y parecía que no había retorno. Es increíble que los 9 títulos logrados no fueran suficientes para un respeto definitivo a este gran entrenador.
La temporada 2008/2009 tuvo muchos altibajos para el equipo. Los play offs fueron muy duros y siempre parecía que no llegaban los Lakers al objetivo. La serie ante Houston fue desencadenante de muchas críticas pero el hombre maneja despacito. Mantuvo contentos, seguros y fieles a los excelentes jugadores de que dispone. Utilizó con maestría las variaciones de puesto en Pau Gasol, a veces 5 y otras 4; también sucedía eso con Odom, quien algunas veces parecía un externo más. La entrada y salida justa de Trevor Ariza, Walton y la confianza para Derek Fisher, un grande en las definiciones cada vez que fue necesario.
"No tengo nada de mérito en este triunfo. Todo es el del grupo que ha realizado una gran labor y esfuerzo durante toda la temporada. Estoy muy feliz y orgulloso por los jugadores".
Ese sentimiento, para los que nunca se pararon en ese lugar fatal del banco de suplentes a dirigir un equipo, es el único posible para un verdadero conductor de grupos que haya perdido cosas importantes en su carrera, pero finalmente ganado algunas (2 como jugador, 10 como entrenador NBA, 1 en CBA y 1 como entrenador en Puerto Rico).
Y estamos seguros de que así lo siente este gran Phil Jackson, a pesar de que alguien había hecho confeccionar una gorra de Lakers con la señal del 10 en números romanos para cuando lo ganara, y de que toda la prensa deportiva mundial lo coloque en segundo lugar de protagonismo después del MVP Kobe Bryant.
El sabe que primero están los restantes 11 integrantes de este plantel, más alguno de los que completan la lista de 15 desde los lesionados. y luego todos los perisféricos de un equipo que él debe cohesionar. En algún lugar del festejo, logrará esa introspección que le permita autofelicitarse. Pero será un secreto unipersonal, y luego aparecerán enseguida los análisis para mejorar las cosas en la próxima temporada. Sea donde sea que decide Phil descansar.
Lo merece. Y si Red Auerbach tiene un monumento en la ciudad de Boston, con su banco de bronce y su habano característico...¿donde haremos el monumento al desgarbado Phil Jackson? ¿En Albany? ¿En Chicago? En ¿Los Angeles? ¿O será que todavía quedan sorpresas y surgen nuevas ciudades en el camino exitoso de este monstruo sagrado?
Salud Campeón, festeje rápidamente, aunque sea solo, porque aquí en Uruguay ya algunos estarán criticando algunas de sus decisiones en unos pocos meses.
¿Qué? ¿También en USA?
Festejen! Lakers! Festejen!
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