SALTODEPORTIVO

martes, 3 de marzo de 2009

Coincidiendo/discrepando con el Profe

Por todo ello, pienso que no se trata de un problema de quienes organizan la competencia, si ésta es organizada por los clubes, o la federación, o una asociación de clubes o la mayor o menor participación de las intendencias municipales en los proyectos individuales. Creo, en cambio, que se debe a la falta de proyectos verdaderamente sustentables.
Como hemos estado juntos muchas veces discutiendo estas cosas y en la mayoría de las cosas estamos de acuerdo, creo que lo más superador es marcar las discrepancias para buscar nuevas opiniones y así mejorar todos.
En la cita que encabeza, yo creo que está la diferencia sustancial del pensamiento deportivo uruguayo que mantenemos con Alberto y con muchos muy buenos entrenadores. Yo entiendo que poner así todo lo mismo junto es lo que hacemos en Uruguay con nuestro deporte y, como bien dice el Profe, la forma como se ha encarado el desarrollo deportivo en esta parte del mundo latino ha sido en base a una consideración general que lo considera poco menos que un lujo, algo en lo cual es casi sacrílego hablar de dinero, habiendo tantas otras cosas para gastar ese dinero, supuestamente mejor gastado.
Así resulta que se elude la gran diferencia entre Deporte así con mayúscula que se constituye cada vez más en un imprescindible ítem de la actividad educativa y en salud de nuestro tiempo, ya incluso en la parte latina del mundo, y el Espectáculo Deportivo Profesional que va por otro carril y que sin embargo es el motor necesario para que el Deporte citado como primer elemento pueda desarrollarse exitosamente. 
¿Qué es lo que sucede entonces? Se confunden los actores que tienen la responsabilidad de desarrollar cada una de esas actividades y parece que todos hacen todo. Lo cual es imposible porque es como si se juntara el Deporte con el Circo o con el Ballet.
Intentemos explicarlo con el Básquetbol:
La NBA, máxima organización profesional de nuestro deporte en el mundo, imagen de muchas otras ligas del mundo, algunas de las cuales apoyadas en idiosincracias muy parecidas a las nuestras (España, Argentina, etc.) enseña un poco el camino de cuál es la función del llamado antes Espectáculo Deportivo Profesional  y cómo se puede organizar. 
En nuestro país, en un éxito sorpresivo y fugaz que tuvo nuestro deporte hacia fines de la década del 70, llegaron a venir detrás del joven Joe McCall traído por Peñarol, parejas de extranjeros incluso a la tercera divisional de ascenso, incluyendo a un extranjero para el Cyssa Maroñas que tanto aprendimos a querer, elegido por el gran Oscar Moglia en viaje a EEUU para el Goes de la época que él dirigía en 2a de ascenso. Esto sucedió entre 1979 y 1981, para bajar a un extranjero por equipo en los años 1982 y 1983. Además de aquellas primeras Liguillas que llenaban el Cilindro Municipal cada noche, sin que dejara de llenarse el Teatro de Verano en los mismos horarios. 
Eso era regenteado por los mismos clubes amateurs que hasta 1979 fueron regidos por principios estrictos de anti profesionalismo. Recuerdo amigos jugadores que en esa época pidieron pase para otros clubes y no eran saludados por los referentes del barrio o la playa por considerarlo poco menos que deshonesto. Sin embargo los clubes generaron asambleas de socios muy numerosas que hicieron cambiar la forma de conducción de su razón de ser: el equipo de Básquetbol del Club. Entonces los dirigentes que tanto criticaban el profesionalismo renunciaron a sus puestos en las directivas. Poco tiempo después y por muchos años, esas mismas personas, con las mismas ideas, fueron convocados como miembros neutrales de los diferentes consejos de la FUBB. Es decir que el "nuevo"  básquetbol era conducido desde la vieja estructura pero además por personas que no creían en él y que no empujaban el desarrollo del espectáculo sino lo contrario. 
Yo creo que nunca entendieron/entendimos lo que había aparecido en el firmamento del básquetbol uruguayo: era el Espectáculo Deportivo Profesional que captó un público no habitual hacia 
nuestro deporte y demostró que existía la posibilidad de desarrollar una Empresa Deportiva que generara tamaña adhesión. Naturalmente que la empresa era más exitosa cuando eran 6 equipos (los mejores) reforzados con jugadores de otros equipos que habían quedado más abajo en la tabla (también los mejores) y extranjero que había que pagar por 15 días, por lo cual se trajeron a dicho torneo los mejores que por aquí pasaron. Nos estamos refiriendo a la Liguilla. Poco a poco el esfuerzo por mantenerse competitivos hizo que varios clubes se fundieran, que varios dirigentes se enojaran con lo que ganaban ahora los jugadores y pensaran que a ellos le correspondía una parte del "botín", y también fue importante lo relatado antes: quienes dirigían el proyecto se sentían en la obligación de igualar lo más posible a los equipos, por lo cual solamente se podía hacer para abajo.
Allí estaba mezclado el  Deporte  con el  Espectáculo Deportivo Profesional.

Fue en esa época que comenzó la búsqueda mundial en relación a la organización deportiva que permitiría convivir el deporte profesional no fútbol/soccer con el deporte para todos y las diferentes formas que se daba éste en los países.
Así surge Francia con la primera organización símil NBA, luego España 1982 e Italia con la organización encomendada a nuestro conocido coach Dan Peterson. En Argentina tuvieron la suerte de tener a León Najnudel que dirigió en España al CAI Zaragoza, ganando la Copa del Rey. A su vuelta propagó la idea y la discutió por todo su país hasta que convenció a los suficientes para que también Argentina entrara a ese club de organizaciones superadoras (Liga de transición 1984, primera Liga Nacional de Basket en 1985). Esa Liga Nacional en Argentina no pasa, como muchos creen equivocadamente, por un tema territorial. Su éxito está basado en los principios del  Espectáculo Deportivo Profesional  
como factor de desarrollo deportivo para lograr progresos en ese deporte. A todo nivel de ese deporte que hoy está masificado en cada pueblo de cada región de la Argentina, incluso en las mujeres. Supieron ver la diferencia y en 1989 el ex presidente del básquetbol de Ferro, el Dr Fernando Bastide, se convirtió en el presidente de la primera Asociación de Clubes de Básquetbol, dueña de ese espectáculo y por consiguiente interesada en desarrollarlo y venderlo. Para la Confederación Argentina de Básquetbol quedó el Deporte básquetbol en todas sus estructuras no profesionales, que desde entonces no han parado de crecer, gracias al éxito de lo que logró desarrollar la AdC: el espectáculo vendible.
Nuestro cuarto de hora de entre 1979 y 1983 produjo aquella generación brillante del 2º puesto en San Pablo que clasificó para el 6º puesto olímpico en Los Angeles. Pero no supimos ver eso a tiempo y cuidar lo que habíamos logrado, recurriendo a la vieja mentalidad uruguaya de "si yo no puedo que nadie pueda". 
Argentina, que no competía por aquellos años con nosotros, también comenzó a formar generaciones ganadoras, que primero comenzaron a arrasar en  las competencias de formativas, luego en las de mayores, a nivel continental, luego internacional y llegaron a la medalla de oro lograda en un Mundial de Indianápolis aunque negada por un error arbitral y la de oro lograda en la Olimpíada siguiente.  
León Najnudel lo creía posible cuando dictó aquella charla que tanto recordamos en la FUBB junto a Amaury Dos Pazos, en ocasión de un torneo de clubes que se disputó en nuestro país. Todos nosotros pensábamos que estaba loco y que no podía con sus "berretines" que asignamos casi siempre a los porteños. 
Hoy yo me pregunto hasta donde pudimos llegar nosotros de haber comprendido estos temas a tiempo. Pero es materia de otra nota.     
 
      

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