Tato, como todos los ex estrellas de nuestro deporte, concita la atención de los aficionados al básquetbol aún cuando hace años que no juega. En general, se dice, es difícil para quien fue un indiscutible "fuori clase" mantenerse en la actividad en otras funciones como las de entrenador o directivo. Es que son funciones habitualmente criticadas diariamente y sometidas a juicio en cada una de las decisiones que se toman. Ello contrasta con la costumbre que estos elegidos de los dioses han desarrollado en su carrera, a partir de la facilidad con que logran la perfección en el juego, de recibir el halago, la felicitación y la admiración permanente del público y de quién los rodea, luego de que los ha elevado a la categoría de ídolos. Muchos se deprimen y otros parecen necesitar de la misma lisonja, a pesar de que es sabido el carácter efímero de la carrera de un deportista, sea éste un fenómeno o un ser normal. Pero el Uruguay tiene a Tato López, un extra-categoría especial, un hombre que encierra al deportista y no a la inversa, lo cual ha cultivado durante su época de jugador y ha profundizado una vez que decidió dejar la actividad deportiva. En su caso aporta, apoya y acota pensamiento al básquetbol nacional, mucho menos escuchado que cuando lo hacía entre partido y partido, pero muy escuchado por quienes siguen desarrollando su pasión por el conocimiento de nuestro deporte. Tato se ha transformado en objeto de culto para iniciados, lamentablemente, cuando debería ser un transmisor masivo accesible a todo público que pueda beneficiarse de sus inmensos conocimientos en materia deportiva.
Sin embargo Tato no se ha encerrado en el alcohol, o en tertulias mediocres donde se repiten incansablemente las mismas anécdotas, intentando recrear la atmósfera ya desaparecida en la que se sentía idolatrado. El excelente jugador, muy inquieto entrenador, esbozo de manager deportivo de Selecciones Nacionales, se replegó convenientemente en estos rubros en los que no logró acompañamiento. Se negó a ser un ocupante administrativo de lugares en los que se le pidiera garantizar un statu quo del que no se pudiera modificar nada, como si todo estuviera funcionando perfectamente.
Y fue entonces que el hombre que, como ya hemos dicho, engloba al deportista y a la estrella que Tato fue en el básquetbol mundial, puso stand by esa faceta y aplicó todo el énfasis en otra área. Escribió en contacto con una importante editorial española con filial uruguaya su biografía, interesantemente escrita, con una visión que quizá no sea la que percibía el lector antes de leer el libro. Usted, amigo lector, pensará que entonces sí quedó conforme. ¿Tato conforme? El inconformista casi por definición que es Horacio López, rompió con la editorial y escribió su segundo libro, relacionado con la actividad de recorrer el mundo que lo atrapó una vez que paró de jugar. Ahora Tato es su propia imprenta y vende este segundo e interesante libro por su propia cuenta. Daría para escribir durante horas más pero preferimos poner este fragmento de nota emitida por TVCiudad, Canal municipal de la ciudad de Montevideo.
Agradecemos a la página de televisión Freeway.com.uy de donde sacamos la reproducción.
En el segundo video podremos apreciar una presentación del libro "Almas de Vagar" en la Feria del Libro 2009 a través de una performance muy sugestiva.
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